miércoles, 16 de mayo de 2012

BE COOL BE ADRIANA

Descansar el fin de semana en mi mente tiene dos sinónimos: unas entradas de cine y el Hola!.

A mí me gusta ir al cine igual que comer ensaladilla rusa, me gusta hasta la mala. Cuando no tengo suerte y la película no es muy buena me consuela pensar que hay una cuota de películas basura que es obligatorio tragarse cuando uno va mucho al cine.

El Hola! es harina de otro costal. No soy una gran consumidora de cotilleo y en la televisión paso mucha vergüenza ajena cuando veo a hombres con cejas depiladísimas y mujeres con los dientes alicatados como la mula Francis constatar a gritos que saben de buena tinta que la mujer de un torero se ha puesto a régimen y le patrocina una alcachofa. Como no me relaja, no lo veo. Pero el Hola! relaja muchísimo. Todo es tan artificial, tan extravagante y tan kitsch que una se queda como nueva después de un "buen" Hola!.

Normalmente se pasa las hojas del Hola! leyendo sólo los titulares, que ya son un estilo literario en sí mismos, y no prestas mucha atención a las parrafadas cursis y engoladas que rellenan las columnas con las entrevistas. Me fascinan los reportajes de casas majestuosas del comienzo (que misteriosamente siempre están a la venta), los posados de las bodas con los velos cayendo sobre escaleras de madera, el maquillaje de los escándalos de las casas reales y mi gran favorito: Las memorias en vida de mujeres rondando la cincuentena.

Esta vez le tocaba el turno a Adriana Abascal y he de decir que ha sido todo un descubrimiento. Vale que la semana pasada había sido particularmente intensa y para resetear la mente me leí la entrevista desde el padre que no la cogía en brazos hasta el vértigo de enfrentarse al armario pero la verdad es que quedé fascinada.

¿Qué tienen estas mujeres que tanto revuelo provocan?. Por un lado te dan pena porque las ves con menos autoestima que un gusano intentando que alguien pose su mirada en su hombro para entender que existen pero por otro te vende la moto de mujer fuerte, exitosa, guapa, emprendedora, forrada y feliz que de puro acartonado te sumerge en un mar de dudas existenciales sobre las carencias de tu propia vida. Que digo yo que ahí radica su éxito: si tú te sientes una rata ella luce en su máximo esplandor.

Total que en la entrevista decía que Adriana Abascal tenía un blog y hoy, viendo el día que estaba por venir, no he dudado ni un minuto en meterme y pasarme un buen rato. He de decir que estoy mucho más relajada después de la sesión intensiva de "Cómo ser extraordinaria y no morir en el intento".

No consigue convencerme de que lo escriba ella (y ojo, vivo convencida de que es la propia Gwyneth la que escribe Goop, así que muy exigente no soy), la estética en tonos lila es como de salón de belleza de pueblo y los vídeos no distan mucho de los de las adolescentes en sus cuartos explicando a qué dedican su tiempo libre pero le doy mucho mérito a esta mujer que se justifica constantemente y que se intenta reinventar a cada rato, vayan a dejar de mirarla y desaparecer para siempre. Algo veo reflejado de mi misma en su personaje que me provoca ternura y compasión y no, no son sus kilométricas piernas.

2 comentarios:

  1. Juaaassss, no puedo estar más deacuerdo contigo. Pero te diré, querida, que lo mejor del Hola no está en los primeros planos de las fotos de esas casas sin desperdicio, sino en todo lo que hay en segundo, tercer y hasta cuarto plano... El reportaje del palacio de la Duquesa de Alba es, sencillamente, extasiante. No dejes de escribir, eres muy inspiradora.

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  2. Estoy muy de acuerdo con lo que decís del Hola. Para mí, ojearla es uno de las pocos momentos buenos que tiene mi visita mensual al dentista desde que llevo ortodoncia.

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